
Imagínate que todas las mañanas llevas puesto un collar con dos perlas: la verdad y el amor. Siempre que vas a hablar con tu esposo/a, este collar te sirve como recordatorio para hacerlo con sinceridad, pero sin dejar el amor a un lado.
Esta es la enseñanza asombrosa que se esconde detrás de este versículo:
“No abandones nunca el amor y la verdad; llévalos contigo como un collar.” Proverbios 3:3.
Si tú hablas con tu pareja la verdad sin amor, probablemente la vas a herir.
Y si hablas con amor pero sin verdad, probablemente la complazcas… pero no habrá cambios y estarás frustrado.
Por eso es tan importante expresar lo que realmente sientes, pero con las palabras y el tono adecuado.
Recuerda: no es lo que dices, sino cómo lo dices.
Muchos matrimonios están en crisis simplemente por lo que sale de sus bocas.
Qué diferente serían los hogares si cada cónyuge portara el collar de la verdad y el amor.
Pídeselo al Espíritu Santo y nunca te lo quites.
En lugar de esto → Di esto:
- Eres perezoso, no me ayudas con las tareas de la casa.
→ Me haría feliz que me ayudaras a lavar los platos. - Creo que no te importo.
→ Me siento solo y desconectado de ti. - Quiero que no me hagas sentir enojado.
→ Me siento triste y enojado. - Quiero que no seas tan grosero.
→ Quiero ser tratado con amabilidad. - ¿Por qué siempre se te olvida todo? Te dije mil veces que tanquearas el carro.
→ El carro no tiene gasolina, ¿por qué no lo tanqueaste? - Desearía que no fueras tan molesto y ruidoso.
→ Me cuesta concentrarme cuando hay ruidos fuertes. - Deja de ser tan negativo.
→ Es normal sentirse negativo en esta situación. - ¿Por qué siempre tienes que invitar a tus amigos?
→ Me hubiera gustado ir los dos solos a comer. - No es tan malo como parece.
→ Sé que es difícil, pero creo que vamos a salir de esta.