Te apuesto a que cuando estás leyendo un buen libro, y llegas al momento donde la historia se complica, no dejas de leerlo porque las cosas se pusieron difíciles. Al contrario, la lectura se vuelve más interesante y tú continúas leyendo para ver cómo se solucionan las cosas.
Piensa en tu matrimonio como un taller donde el gran Artista crea sus más magníficas obras: forja el amor, construye la confianza, pule el respeto, toma las piezas rotas y crea una obra maestra.
Hollywood nos ha engañado, nos ha hecho creer que el enamoramiento es eterno, y nos ha velado la imagen de la realidad que todos experimentamos en el matrimonio: la decepción.
El matrimonio es como la vida fitness; si quieres ver resultados, tienes que tener pequeños hábitos diarios que hagan la diferencia. Nadie adelgaza por comer ensalada cada ocho días, ni tiene un matrimonio exitoso por salir a una cena romántica una vez por semana. Son los pequeños hábitos diarios que marcan la diferencia en la relación.
Me encanta el amor de Dios por la mujer. ¿Sabías que en la Biblia dice que cuando el hombre es comprensivo con su esposa y le da el honor que le corresponde, Dios escucha sus oraciones? De lo contrario no.
Hace muchos años mi papá trabajaba en una empresa que le dio la opción de trasladarlo a Rusia, donde ganaría más dinero. Eso significaba irse sin nosotras, durante mucho tiempo. Mi papá rechazó la oferta. Cosa que agradezco.
Desde pequeña he amado a Dios, pero si me hubieras visto peleando con mi esposo hace unos años, cuestionarías mi relación con Él. No me importaba pasar días enojada.
Amor, envejezcamos juntos. Burlemos las estadísticas de divorcios y amémonos hasta el fin de nuestros días. Cuando aparezca alguien que aparentemente sea una mejor opción que tú o yo, elijámonos una y otra vez; nadie ha vivido nuestra historia, ellos son solo sombras que pasan, pero nuestro amor es para siempre.
Cuando llevaba 3 años de casada le pregunté a mi esposo por qué antes era tan noble y ahora cada vez que discutíamos reaccionaba de muy mala manera. Él me respondió con una analogía graciosa pero que nunca se me va a olvidar.
Debo confesar que en los momentos difíciles de mi matrimonio, mi hijo fue una de las razones por las que no me divorcié. No quería compartirlo cada fin de semana. Lo que sí sabía era que las cosas no podían seguir igual. ¿De que vale una casa llena con personas, pero vacía de amor? Y ese día decidí dar lo mejor de mí para regalarle a mi hijo unos padres felices.
Dicen que hay 3 accidentes geométricos en la vida que debemos evitar: Los círculos viciosos, las mentes cuadradas y los triángulos amorosos. Pero la verdad, es que hay un solo triángulo amoroso que sí funciona y es esencial para el éxito en el matrimonio: Dios, tú y tu pareja.
Hijo, la mayoría de seres humanos soñamos con encontrar la pareja perfecta; no hagas tú lo mismo, enfócate tú primero en ser esa hombre ideal y la mujer correcta llegará.
¿Quién no ha escuchado la frase: “Se me acabó el amor”? La realidad es que no se le acabó el amor, sino el enamoramiento, que dura aproximadamente 2 años.