No te casas con una persona
Cuando estaba en la universidad uno de mis mejores amigos y yo nos ganamos el título a “rey y reina de los valores”.
Cuando me casé me di cuenta que ese título no me pertenecía.
Si te consideras una persona amable y perdonadora, espera a casarte.
El matrimonio revela realmente lo qué hay en nuestro corazón. Porque es fácil tratar bien a las personas que están de paso por nuestra vida, pero convivir con alguien lleno de imperfecciones, ahí está el desafío.
Siempre creí que no era orgullosa, ni rencorosa, hasta que me casé.
Lo triste es que muchas veces tenemos una imagen muy distorsionada de lo que creemos ser y pensamos que toda la culpa de nuestro fracaso en el matrimonio la tiene nuestra pareja.
Para mí ese fue el primer paso para transformar mi matrimonio. Reconocer mis errores y empezar a trabajar en ellos.
Tal vez esa sea tu primera tarea ahora. Puedes hacer cuatro cosas:
1️⃣ Dile al Espíritu Santo que te muestre que rasgos de carácter debes cambiar y que amargura aún guardas en tu corazón de tu pasado (rechazos, abusos, abandono, falta de perdón hacia alguien)
2️⃣ Pídele a tu esposo/a que te mencione (sin criticar) las cosas que crees que deberías cambiar
3️⃣ Anota esas cosas y ora para que Dios haga ese cambio en tu corazón, sane lo que tenga que sanar y te ayude a perdonar a toda persona a quien le guardes rencor (es muy difícil tener una buena relación si dentro de mi guardo amargura)
4️⃣ Trabaja cada día en pro de ser un mejor esposo/a. Besos, abrazos, mucha paciencia, regalos, actos de servicio, disimular defectos y admirar virtudes, salidas románticas, notas de amor y mucha complicidad.
No esperes a que tu pareja cambie, empieza por ti, y te aseguro que día a día verás como también tu pareja es transformada por tu amor.